¡Querido Padre Francisco Butiña!
Quiero agradecerte por enseñarme a dar valor a lo más sencillo, al trabajo más humilde que te permite ganar el pan de cada día.
Estas son las manos de mis padres, trabajadores manuales humildes que hacen de su trabajo cada día una oración a Dios.
Gracias por tu enseñanza Butiña.
Comentarios
Publicar un comentario