Te queremos mucho. Eres un referente en nuestras vidas. Tu experiencia de Dios. Tu fe. Tu espirirualidad encarnada. Tu mirada a todos tan dulce y penetrante, y sobre todo tu mrada contemplativa desde Nazaret a los trabajadores, a la mujer pobre y sin trabajo, nos habla hoy y nos impulsa a orar mucho, a hermanar oracción y trabajo, a mirar a la realidad con los ojos de Dios y mantener la esperanza.
Eres nuestro fundador. pensaste en las SSJ como respuesta a las necesidades del mundo del trabajo. GRACIAS. Confiaste en nosotras, y no te equivocaste, porque en tantas reaalidades y culturas distintas hacemos visible el carisma que tu y Bonifaacia nos regalasteis y cada día nos vemos y sentimos mas comprometidas con la mujer.
Tu carta desde Poyanne es un regalo para nosostras. Es como tu testamento y ¡sabes?...queremos hacerlaa vida. Ayúdanos a ser buenas, a ser felices a tu estilo. Y...GRACIAS otra vez
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