Hoy, que nos sabemos viviendo una experiencia carismática, agradecemos a nuestro fundador su modo de leer los signos de los tiempos y de discernir el querer de Dios, su aporte profético y audaz a la dignificación del trabajo a través del Taller, su espíritu emprendedor y el impulso dado a las dos congregaciones, Hijas y Siervas de san José.
Siguiendo sus pasos, lo recordamos con gozo y agradecemos su audacia y valentía, su gran sensibilidad social.
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