Para mí, Francisco Butiñá fue un descubrimiento.
Fue el que tuvo la intuición del papel que podía desempeñar la mujer, si se le daban los medios de promoción y educación necesarios, el que ponía por encima de todo lo demás, las condiciones justas en el trabajo y la dignidad de la persona.
Era un gran conocedor de la sociedad de su tiempo y un hombre de fe, que vio en Nazaret el espejo donde se refleja la vida de la gran mayoría de la gente, una vida anónima de hogar, trabajo y familia.
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